La crisis que nos asola

martes, 31 de diciembre de 2013

El pensamiento económico de Milton Friedman

Friedman fue un monetarista. Su lucha fue contra el keynesianismo en la década de los años '50.

Muchos creyeron que la Gran Depresión de los años '30 se debía a un fracaso del Capitalismo. Había que corregir el modelo. En esa situación de análisis, Keynes insistía en que el Gobierno de los EEUU podía moderar y hasta eliminar los ciclos económicos interviniendo en la economía.

Friedman fue uno de los pocos economistas que en esa época plantearon todo lo contrario. En su pensamiento está muy claro la desconfianza en las intervenciones estatales. Para él, la labor del Gobierno debía centrarse en garantizar la existencia de un marco financiero estable, y no influir en el desarrollo de los acontecimientos.

El tema monetario fue la materia que más interesaba a Friedman. Su aportación a esa idea que dejó plasmada en "Historia monetaria de los Estados Unidos", forzó a los economistas a considerar más en serio el Monetarismo. La evidencia que presentó Friedman al respecto fue que los mayores ciclos macroeconómicos de la historia estadounidense, habían tenido su origen en shocks monetarios, en la mayoría de los casos acrecentados por la mala gestión de las autoridades monetarias.

Esa contribución dio pié al nacimiento y desarrollo de la "Escuela de Expectativas Racionales". Dicha Escuela sostenía que los participantes en el Mercado no ignoran las futuras predicciones de la Economía, anticipándose racionalmente a los efectos de las políticas gubernamentales.

Friedman propuso la aplicación de una regla monetaria consistente en adoptar una tasa de crecimiento constante del dinero, similar a la tasa del crecimiento del PIB.

Otro aporte de Friedman fue rechazar la idea de muchos economistas de que la existencia de inflación permitía disminuir el desempleo. Decía que la tasa de desempleo viene determinada por factores institucionales, como las presiones sindicales y la existencia del salario mínimo.

Las teorías económicas de Friedman han tenido un fuerte rechazo y en los pocos lugares donde se han aplicado, fueron la causa de crisis descomunales económicas, como en Chile en la década de los '80 y Argentina en la de los '90.

Al revisar la Gran Depresión de los años '30, Friedman cometió un error de bulto, al sostener que dicha Depresión no fue un fracaso del mercado, sino un fracaso de la Reserva Federal que llevó a cabo una mala política monetaria, que fue la causa. Argüía que la RF no inyectó liquidez al sistema para salvar a los bancos, tras las primeras corridas bancarias y eso produjo un efecto en cadena.

Las corridas bancarias son consecuencia de la reserva fraccionaria que llevan a cabo los bancos para multiplicar fraudulentamente el dinero de sus clientes, prestándolo a otros clientes; y los bancos centrales como la Reserva Federal, legitiman esa multiplicación inyectando liquidez cuando los clientes van al banco a retirar su dinero, dinero que ya no existe físicamente. Al inyectar liquidez se podría haber evitado la Gran Depresión.

La reacción general en una recesión consiste en implementar políticas contra cíclicas, esto es, expansión monetaria y fiscal para evitar la caída. En 1920, el desempleo subió del 4% al 12% y el PIB bajó un 17%. Sin aplicar políticas contra cíclicas, a mediados de 1921 los signos de recuperación eran ya visibles. Al año siguiente, el desempleo volvió a bajar hasta 6,7% y sólo a 2,4% en 1923.

¿Qué causó entonces la Gran Depresión?

Tras el Acuerdo de Génova en 1922, Inglaterra utilizó la libra como si fuese oro, manteniendo las tasas de interés artificialmente bajas, con lo que acumularon miles de millones de libras en el Banco de Francia, que comenzó a pedir oro a cambio. Presa del pánico, el Banco de Inglaterra indujo a la Reserva Federal de Nueva York a bajar la tasa de interés e intensificar las compras en el mercado abierto de valores, con lo que se alimentó la inflación. Este movimiento fue para no hacer necesario el pago de las obligaciones de oro a Francia.

Entre mediados de 1922 y abril de 1928, el crédito bancario creció más del doble de lo que lo hizo para financiar la primera Guerra Mundial. Estas decisiones fueron causa de excesos especulativos: el dinero nuevo entró al mercado de valores y los bienes raíces.

La economía se calentaba en exceso y en 1928, los funcionarios de la Reserva Federal enfriaron la fiebre especulativa limitando la oferta de dinero. En 1929, el crecimiento de la oferta de dinero se arrastraba a una tasa anual de sólo 0,7%, una clara desaceleración provocada por las contradicciones de los años anteriores.

La depresión causada por años de inflación estaba a punto de comenzar, y los monetaristas no saben todavía, a estas alturas, el por qué.

¿Y ahora, qué?

Cuando el mercado asuma que la flexibilización cuantitativa de la Reserva Federal ha sido una máquina falsificadora de dinero, el efecto será similar al de la Gran Depresión. Sólo con anunciar el probable término de la flexibilización cuantitativa, los precios del oro, la plata y el cobre se han desplomado recientemente, aunque los monetaristas intentan convencerse a sí mismos que los desplomes en los precios se deben al menor crecimiento de China.


lunes, 30 de diciembre de 2013

El pensamiento económico de Keynes

El problema que afrontaba el mundo de los años 30 era el desempleo. La economía clásica planteaba que el desequilibrio momentáneo se ajustaría automáticamente por medio de una bajada en los salarios.

Sin embargo, Keynes no estaba de acuerdo: la economía se podía encontrar en equilibrio, con un alto nivel de desempleo. Para él la desocupación, lejos de ser puntual, era estructural. Para solucionarlo proponía que el Gobierno debería hacer un uso más eficaz de las políticas fiscales (impuestos y gastos) y así desatascaría la economía. Lo que proponía era que el Estado complementara el mecanismo de mercado del sector privado, que era incapaz de resolver el problema del paro.

Ese planteamiento pasaba por el incremento del gasto público en períodos de recesión económica, haciendo que el estado adquiriera un déficit que generaría demanda y así se estimularía la inversión, con lo que el paro disminuiría. De esta forma Keynes pensaba que el gobierno podría moderar y hasta eliminar los ciclos económicos interviniendo en la economía.

Otro aspecto importante en la teoría económica de Keynes es el papel que juegan las expectativas sobre el ciclo económico. Consideraba que esas expectativas, dependientes de factores psicológicos, tienen efectos muy importantes sobre la inversión y, por tanto, sobre la economía en general. Sin embargo, las decisiones de ahorro las toman los individuos en función de sus ingresos, mientras que las decisiones de inversión las toman los empresarios en función de sus expectativas. De este modo no existe ninguna razón para que el ahorro y la inversión coincidan, como habían señalado los economistas de la escuela clásica.

Así, cuando las expectativas empresariales son favorables, los empresarios están más dispuestos a invertir, lo que produce una fase expansiva y crecimiento. Por el contrario, cuando esas expectativas son desfavorables, la contracción de la demanda puede provocar depresión. Por esta razón es por lo que Keynes incide en la intervención del Estado para impedir la caída de la demanda, aplicando el mecanismo del aumento de sus gastos.

Al incidir en la dependencia psicológica del futuro, puso sobre el tapete una interrogante a la capacidad de realizar pronósticos útiles en la economía.


Al paso de los años estas ideas calaron en el mundo académico y en las políticas económicas de los países occidentales. Los socialdemócratas vieron con interés una doctrina que propiciaba la intervención del Estado en la economía. Sólo los más liberales se opusieron a esas ideas intervencionistas.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Vidas arruinadas

Siempre existe cierto desempleo, incluso en la buenas épocas. En los buenos tiempos, no obstante, existe un cierto equilibrio entre el número de personas que buscan trabajo y el de las nuevas ofertas, por lo que la mayor parte de desempleados termina encontrando un puesto de trabajo.

Desde la crisis de 2007/2008 esta situación ha cambiado. Ahora, por cada puesto de trabajo nuevo, hay cuatro personas que buscan empleo, lo que significa que a los trabajadores que pierden su empleo les resulta muy difícil encontrar otro.

El desempleo de larga duración tiene unas secuelas desmoralizadoras para cualquier trabajador. Perder el trabajo conlleva también la pérdida de las prestaciones en un corto tiempo. Esas prestaciones que en la mayoría de los casos comienzan con un tercio de los ingresos perdidos (aproximadamente), acaban terminándose. Y cuando el desempleo se arrastra, las economías familiares se vienen abajo: el ahorro familiar se agota, no se pueden pagar las facturas, la casa se pierde.

Pero es importante no olvidar que las causas del desempleo de larga duración, claramente tienen que ver y mucho, con acontecimientos macroeconómicos y errores de gestión política que están fuera del control de los desempleados. Pasar mucho tiempo en el paro ¿quiere decir que uno es de la clase de los perdedores? No creo que eso sea así, pero lo cierto es que muchos empresarios sí lo piensan. El hecho de pasar desempleado largo tiempo dará como consecuencia que la consideración que de esa persona se tenga arroje un resultado de inempleable, ni más ni menos.

Aunque la persona desempleada haya superado o lo esté haciendo -con ayudas- la angustia económica, en su fuero interno es un golpe bajo a su dignidad y a la propia estima, de una intensidad devastadora. Y es peor si a esto se le añade la angustia económica.

Cuando uno quiere trabajar pero los meses pasan; cuando la vida que se ha ido construyendo se está derrumbando porque se termina el dinero. ¿Qué sucede? Simplemente que al afectado le produce ansiedad y depresión: todo un drama del que es víctima y no responsable.

Y no hablemos de aquellos que quieren acceder al mercado laboral por vez primera, los jóvenes. La realidad es que el panorama de la juventud en estos momentos es desolador. Recién licenciados bien preparados no se libran de esta angustia inmerecida. Uno de cada cuatro licenciados en España o en EEUU o en otros países afectados por la crisis, está desempleado o en trabajos a tiempo parcial. Pero es que con las políticas de austeridad que se están llevando adelante para tapar los agujeros que ha producido el sistema, parte de esa juventud se está viendo forzada a aceptar empleos mal pagados y que nada tienen que ver con la formación que cada uno haya adquirido tras largos años de estudio en universidades o preparación en escuelas de formación. Es una situación frustrante.

Otro problema añadido es el de aquella juventud - entre 24 y 34 años aproximadamente- que no puede emanciparse y continúa viviendo bajo el techo paterno.

Los jóvenes están frustrados e inquietos por su futuro. ¿Cuándo podrán recuperarse? ¿Hasta dónde puede llegar el daño causado por esta situación, por el hecho de haberse licenciado en una época en la que la economía está hecha unos zorros? Esencialmente, nunca. Así de crudo y bestial. Es una o varias generaciones perdida. No existe solución, por la sencilla razón que a aquellos a los que corresponde y atañe reparar el daño, no están por la labor. Prefieren cubrir sus propias espaldas, dando la espalda -valga la redundancia- a todos esos millones de gente joven que jamás tendrán un empleo digno si es que lo llegan a tener alguna vez. El mundo lo están cambiando entre unos cuantos y los que debieran intervenir y cortar esa tendencia tan escabrosa y negligente, los políticos, no les importa demasiado. Y tengo que decir esto, por fuerte que suene, a la vista de lo que está pasando a mi alrededor. Sólo veo corrupción, escandalosas manifestaciones de riqueza en segmentos muy concretos de la sociedad y una voracidad atroz por convertir el planeta en un inmenso corral de esclavos dispuestos a lo que les ofrezcan por casi nada. Esa es la llamada y mal parida GLOBALIZACIÓN.

Lisa Kahn, economista de la Universidad de Yale, compara las carreras de los licenciados que se graduaron en tiempos de paro elevado con las que lo hicieron en épocas de pujanza económica. Los licenciados a los que les tocaron malos tiempos desarrollaron peores carreras durante toda su vida laboral. Pero con todo y eso, esos períodos a los que se refiere la economista Kahn, fueron relativamente breves, comparados con lo que ahora está pasando; lo que da a pensar que el daño causado a largo plazo a nuestra juventud actual, será mayor, mucho mayor que el de aquellas promociones.

Mientras tanto, los políticos mienten y van predicando el bulo de la recuperación. No es cierto. Para que verdaderamente se produjese una recuperación, muchas de las actuaciones políticas deberían invertir el sentido. Y eso no lo van a hacer, pues a ellos no les interesa ya que supondría una merma muy importante en sus bolsillos, así como suena. Y lo mismo da que en EEUU estén los Demócratas, como los Republicanos; en España el PSOE o el PP; en Francia un Sarkozy o un Holland; en U.K. un Cameron o un Blair. Habría que retroceder a otros tiempos en los que los valores, origen de todo lo que está sucediendo, volviesen a fueros más humanos de lo que ahora es: una total y absoluta deshumanización.


Lo malo de todo esto es que la gente, en una inmensa mayoría no lo ve. Hay quienes confían en una pronta recuperación; hay quienes piensan que esto no es más que una de las muchas crisis crónicas que aquejan al capitalismo; otros piensan que al final, todos vamos a salir mejor preparados y seguros en eso que se viene llamando "estado del bienestar". Están en un error. En Europa habría que hacer muchas concesiones entre los 27 (si no se amplia y será peor aún) y eso no están dispuestos los políticos a hacerlo. En EEUU ya estamos viendo cómo al Presidente Obama le tumban una tras otra todas aquellas propuestas que nos sean o versen sobre armamento, escudo antimisiles o cosas así: en cuanto habla de sanidad o prestaciones a los parados, ¡zas!

Este link referido a lo que nos está pasando en España (también en todos los países de la UE) es muy ilustrativo de cuanto arriba se ha expuesto y de la enorme dificultad para restablecer una recuperación, a menos que las políticas europeas no cambien:

http://youtu.be/mk6vgZGdar8

Y este otro del Catedrático de la UPM, Julián Pavón, explica claramente el comportamiento de Angela Merkel, el desastre español y la guinda del parasitismo chino que acabará con casi todas las economías occidentales si no se le pone freno. El problema, como arriba digo, es más político que económico. Estamos en manos de los políticos y de sus particulares intereses.


Fuentes: Paul Krugman_Robert Mundell_Julián Pavón

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Algo que no hay que olvidar: el comercio y sus beneficios. El germen de la codicia.

En el año 380 a.C. Platón manifiesta su idea del estado ideal, donde la propiedad es de todos y el trabajo es especializado.

En 350 a.C. Aristóteles mantiene la idea de la existencia de la propiedad privada pero se opone a la acumulación de dinero.

Santo Tomás de Aquino afirma, allá por los años 1265-1274, que el precio de un producto solo es justo si el beneficio no es excesivo y no se recurre al engaño para venderlo.

Más tarde, en 1397, se funda en Florencia la Banca Médici, una de las primeras instituciones financieras basadas en el comercio internacional.

Allá por el año 1400, las letras de cambio se convierten en la forma de pago normal en el comercio europeo, amortizables por los bancos comerciales.

Cuando Colón llega a América (1492) el oro y la plata inundará Europa y la oferta de dinero crecerá.

En 1599 se funda la Compañía Británica de las Indias Orientales, dedicada al comercio internacional. Es la primera marca global de la historia.

Thomas Mun defiende una política mercantilista y la práctica de la exportación como medio para aumentar la riqueza. Estamos en 1630.

En 1637 estalla la burbuja especulativa de los tulipanes en Holanda, la primera en la que miles de inversores codiciosos y estúpidos acaban cayendo y se arruinan.

En 1668 Josiah Child defiende y dibuja el libre comercio, defendiendo el crecimiento de las exportaciones como también el de las importaciones.

En 1682, William Petty demuestra que la economía es mensurable en su obra "Algunas palabras sobre el dinero".

John Locke afirma que la riqueza es producto del trabajo (1689).

Gregory King compila un resumen estadístico del comercio en Inglaterra durante el siglo XVII (1697).

David Hume afirma que los gobiernos deberían financiar los bienes públicos, (1752).

François Quesnay, padre de los fisiócratas, afirma que la tierra y la agricultura son las únicas fuentes de prosperidad económica (1756).

Quesnay elabora su "Cuadro económico", el primer análisis "macroeconómico" de la historia (1758).

Así pues, mientras en Francia los fisiócratas analizaban el flujo económico del dinero y crearon el primer modelo macroeconómico, situando en el centro de esa economía la agricultura y no el comercio y las finanzas, en Gran Bretaña, desplazaron la atención de las ideas mercantilistas sobre el comercio hacia los productores, los consumidores y la utilidad de los bienes. Así se daba comienzo a pergeñar el marco de la ciencia económica moderna.





martes, 24 de diciembre de 2013

La sequía de empleos

Para mí, la carestía de empleos es una de las fatales consecuencias de la codicia desmedida.

Los economistas estudian y analizan la circulación del dinero sobre cualquier otra materia de su actividad; también y con pareja intensidad la producción y el consumo de bienes y servicios. En consecuencia devienen que lo que importa es el dinero y las cosas materiales.

Existe un campo de investigación económica que se focaliza en la intensidad de las medidas de bienestar que uno mismo se impone o pretende: la felicidad o la satisfacción vital y cómo se relacionan con otros aspectos de la vida. Es decir, el "estudio de la felicidad".
Nuestro conocido Ben Bernanke impartió una conferencia en el año 2010, titulada "La economía de la felicidad". Y esta investigación nos pone de manifiesto cosas importantes al respecto del lío en que andamos metidos.

El dinero carece de gran importancia una vez que uno ha llegado a poder costearse las necesidades de su vida. El ser más rico no quiere decir que su equiparación aritmética sea igual a cero. Los ciudadanos de los países ricos están más satisfechos con sus vidas que los de los países menos ricos o pobres. El ser más rico o menos es una cuestión que adquiere gran importancia en el mundo actual, razón por la que la extrema desigualdad puede llegar a tener un efecto terrible en una sociedad. En definitiva que el dinero es menos importante de lo que los materialistas quisieran creer.

Todo esto no quiere decir que los asuntos económicos carezcan de importancia. En absoluto. Y tanto es así que hay un rasgo diferencial dentro de toda esta parafernalia socio-económico-filosófica de suma importancia: tener trabajo, ni más ni menos.

Las personas que quieren trabajar y no encuentran trabajo están sometidas a un sufrimiento extraordinario, no sólo por la pérdida de ingresos, sino por la pérdida de confianza en ellas mismas respecto a su valía. Y es esta una de las razones, si no la más importante, de que el desempleo masivo sea una tragedia terrorífica.

Hay gente que opina que el paro involuntario, es decir, los que ni son jubilados, amas o amos de casa y discapacitados, que no cuentan, no existe, pues todo el mundo, si quiere, y no exige demasiado, puede trabajar. Y como mi teoría de los estúpidos que están en todas partes, aquí también se cumple. Casey Mulligan, de la Universidad de Chicago quien escribe para el New York Times, ha insistido una y otra vez en que la exagerada caída del empleo tras la crisis financiera de 2008 no se debía a que faltaran ocasiones laborales, sino a que había bajado el nivel y la voluntad de trabajar.

Todo el que tiene los pies en la tierra sabe perfectamente que el paro como desempleo involuntario es una clamorosa realidad.

La mayoría de familias de los países desarrollados incluyen a dos trabajando; estas familias sufren tanto financiera como psicológicamente si uno de los dos se encuentra en paro. También hay que tener en cuenta aquellos otros que llegaban a fin  de mes con la ayuda de un segundo empleo y ahora sólo tienen uno. O las horas extras que se han esfumado.

Dentro de todo este barullo hay que tener en cuenta a los pequeños empresarios que han visto recortado mucho sus ingresos. Y por supuesto no podemos olvidar a aquellos trabajadores especializados que, acostumbrados a desarrollar su valía en buenos puestos de trabajo, ahora se ven obligados a aceptar empleos para los que su saber o especialidad de nada sirve.

Las penalidades están muy generalizadas, no cabe duda. Pero no es todo: hay millones de personas en todo el orbe para las que el daño causado por los problemas económicos es de un extraordinario calado.

Fuente: Paul Krugman

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Crisis 1929 & Crisis 2007

CRISIS 1929 & CRISIS 2007

Burbuja inmobiliaria

Política monetaria relajada (exceso de liquidez y crédito descontrolado)

1929
Burbuja bursátil basada en sobredemanda de acciones de empresas de nuevos inventos (coches, radio)

2007
Burbuja bursátil basada en instrumentos financieros sofisticados y trucados para disparar los beneficios

1929
Detonante del cambio
Incremento de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de EEUU en 1928

2007
Detonante del cambio
Incremento de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de EEUU en 2006

1929
Rápido contagio mundial

2007
Contagio mundial inmediato por la globalización y las nuevas tecnologías

1929
Quiebra del sistema financiero por la retirada masiva de depósitos de las entidades

2007
Quiebra del sistema financiero por la desconfianza entre entidades, que frena en seco el préstamo entre ellas

1929
Consecuencias
Ausencia de crédito, quiebra de bancos y empresas, muy altas tasas de paro y suicidios

2007
Consecuencias
Ausencia de crédito, quiebra de bancos y empresas y altas tasas de paro

1929
Medidas
El gobierno de Herbert Hoover no aplica medidas de contención. Habrá que esperar la llegada de Franklin D. Roosevelt para que se apliquen medidas reactivas a la economía

2007
Medidas
Rescate inmediato de las entidades financieras por parte de los gobiernos. Aprobación rápida de políticas de estímulo económico

1929
Actuación dispar por países

2007
Coordinación mundial

Proteccionismo económico

1929
Freno del comercio mundial

2007
Desaceleración del comercio mundial

Rápida recuperación de los índices bursátiles
1929
Gran Depresión (más de 15 años de problemas económicos)

2007
Gran Recesión

Nota: lo que no se sabe con exactitud es hasta cuándo durará esa Recesión





                             1929                                                                     2007



Burbuja bursátil basada en sobredemanda de acciones de empresas de nuevos inventos (coches, radios)
Burbuja bursátil basada en instrumentos financieros sofisticados y trucados para disparar los beneficios

Detonante del cambio
Incremento de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de EEUU en 1928
Detonante del cambio
Incremento de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de EEUU en 2006

Rápido contagio mundial
Contagio mundial inmediato por la globalización y las nuevas tecnologías

Quiebra del sistema financiero por la retirada masiva de depósitos de las entidades
Quiebra del sistema financiero por la desconfianza entre entidades, que frena en seco el préstamo entre ellas

Consecuencias: ausencia de crédito, quiebra de bancos y empresas, muy altas tasas de paro y suicidios
Consecuencias: ausencia de crédito, quiebra de bancos y empresas y altas tasas de paro

Medidas: el gobierno de Herbert Hoover no aplica medidas de contención. Hasta que no llega su sucesor, Franklin D. Roosevelt, no se aplican políticas para reactivar la economía
Medidas: rescate inmediato de las entidades financieras por parte de la mayoría de los gobiernos. Aprobación rápida de políticas de estímulo económico


Actuación dispar por países
Coordinación mundial

Proteccionismo económico
Freno del comercio mundial
Desaceleración del comercio mundial

Rápida recuperación de los índices bursátiles
Gran Depresión (más de 15 años de problemas económicos)
Gran Recesión


Los primeros economistas y hasta hoy

Con la publicación de "La riqueza de las naciones" de Adam Smith, la economía como la conocemos hoy se constituyó y lo hizo como una ciencia. Pero lo que verdaderamente le dio carácter fue lo que aconteció poco después: la Revolución Industrial. La aparición de las fábricas y de la producción en masa trajo de la mano una nueva manera de organizar la economía, hasta entonces enfocada hacia cuestiones de índole moral o de filosofía política. Esa manera abarcó mucho más: ese fue el comienzo de lo que ha venido en llamarse economía de mercado.

Adam Smith hizo un análisis del sistema a partir del enfoque del mercado competitivo. Profetizó que una mano invisible guía a los mercados y que las acciones de las personas terminan proporcionando a la sociedad lo que necesita. Smith, pese a su inicial interpretación filosófica del asunto, fue más allá, abarcando cuestiones políticas, históricas, antropológicas y demográficas.

Detrás de Smith vino toda una corriente de pensadores que centraron sus esfuerzos sólo en la economía. Así identificaron diversas áreas de estudio: macroeconomía (la economía a nivel nacional o internacional) que aborda cuestiones como el crecimiento y el desarrollo, la medida de la riqueza en términos de producción e ingresos y las políticas en relación con el comercio internacional, la fiscalidad, la inflación y el desempleo. La microeconomía, otra de las áreas abordadas, investiga las interacciones entre personas, sean estas jurídicas o físicas: oferta y demanda, compradores y vendedores, mercados y competencia.

Las diferencias entre los economistas no se hicieron esperar mucho tiempo. Y así surgieron varias corrientes de pensamiento. Unos defendían el laissez-faire. Otros eran más precavidos en la estimación del comportamiento del mercado como generador de beneficio para la sociedad en su conjunto y denunciaron fallos en el sistema, pero que si el Estado intervenía, se podrían corregir. Evidentemente defendían el papel del Gobierno a la hora de proporcionar servicios y bienes, a la vez que controlaban el poder de los productores. Otros, entre los que sobresale Marx, decididamente imponía el criterio negativista de que la economía capitalista tenía fallos irresolubles y que no sobreviviría.

A fines del siglo XIX, la ciencia económica comenzó a desarrollar rasgos nacionales muy peculiares: se consolidaron centros de pensamiento económico en las universidades y surgieron diferencias entre las principales escuelas de Austria, Gran Bretaña y Suiza, sobre todo en lo concerniente a la intervención pública del Estado.

Estas diferencias fueron más evidentes ya en pleno siglo XX, con las revoluciones de Rusia y de China, que dejaron a un tercio del mundo sometido a regímenes comunistas, con economías planificadas, en lugar de mercados regidos por la competencia. El resto del  mundo discutía si los mercados podrían ser confiables como para aportar prosperidad por sí solos. Gran Bretaña y la Europa continental lo hacían respecto al grado de intervención estatal, pero la batalla ideológica se libró en los EEUU durante la Gran Depresión que siguió al famoso crack del 29 en Wall Street.

En la segunda mitad del siglo XX, EEUU se convirtió en una superpotencia económica y cada vez fue adoptando y consolidando mayores cotas de economía de libre mercado. Tras el colapso de la URSS en 1991, daba la sensación que las políticas liberales triunfaban. Pero no todo el mundo estaba de acuerdo. Y así surgieron otros enfoques alternativos.

A finales del siglo XX, nuevas áreas de la economía incorporaron a sus teorías conceptos de disciplinas como la psicología o la sociología, además de avances en matemáticas y física, como la teoría de juegos o la del caos. Estos teóricos advirtieron de las debilidades del sistema capitalista.

Las crisis financieras, cada vez más graves, numerosas y frecuentes, han abonado esos temores y advertencias. También se constata que la riqueza creciente conlleva un alto coste medioambiental, en forma de un catastrófico cambio climático en ciernes.

Frente a todos estos graves episodios críticos que viene padeciendo tanto Europa como EEUU, aparecen economías nuevas en el sudeste asiático y en los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China). El poder económico se está desplazando. Y es necesario que el potencial de todo el pensamiento económico mundial, en especial europeo y norteamericano, evolucione aportando soluciones a la gestión de los recursos, cada vez más escasos.

Fuente: DK Londres_Edición de Arte de Proyectos_Anna Hall y Duncan Turner. Copyright © 2012_Dorling Kindersley. [Extractos míos]

Citas alrededor de esa cosa que llamamos ECONOMÍA - 1

"En la economía, esperanza y fe coexisten con la pretensión científica y un profundo deseo de respetabilidad."

John Kenneth Galbraith_ economista canadiense-estadounidense (1908-2006)

"La primera lección de la economía es la escasez: nunca hay bastante de algo para satisfacer a todos los que lo desean. La primera lección de la política es ignorar la primera lección de la economía."

Thomas Sowell_economista estadounidense

"La economía estudia los incentivos: cómo se obtiene lo que se quiere o se necesita, especialmente cuando otros quieren o necesitan lo mismo."

Steven D. Levitt, Stephen J. Dubner_economistas estadounidenses.

"El objetivo de estudiar economía es aprender a evitar que los economistas no engañen."

Joan Robinson_economista británica (1903-1983)

La tragedia de la Gran Recesión, mal llamada "Crisis"

Tras la caída de Lehman Brothers, EEUU entró en una caída económica terrorífica. 

Pero el Presidente de la FED declaró públicamente que la primavera estaba próxima. Este personaje, Ben Shalom Bernanke es un economista y político estadounidense de origen judío y el actual presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Bernanke, un republicano que fue nombrado por el expresidente George Bush. [Wikipedia]. Ese optimismo compartido hizo que el Time lo eligiese como "Persona del Año."

Pero no era cierto. Las cosas no iban bien. Según el contador oficial de la Agencia Nacional de Estudios de EEUU, la Gran Recesión, comenzada a finales de 2007, terminó en junio de 2009. Se produjo una recuperación, cierto. Pero esa recuperación sirvió de poca ayuda a la mayoría de los ciudadanos. Los puestos de trabajo siguieron siendo escasos; cada vez más familias agotaban sus ahorros, perdiendo sus casas y perdiendo la esperanza. La tasa de desempleo bajó pero las mejoras han avanzado a paso de tortuga. Todavía estamos esperando que las palabras de Bernanke, esa dinámica positiva que contagió a más de un dirigente de otros países (en España los famosos "brotes verdes" de Elena Salgado), haga su aparición.

Si en los EEUU técnicamente se estaba produciendo una recuperación, en otros países ni siquiera lograron esto. Irlanda, España, Grecia o Italia, los problemas con la deuda y el "austericidio" impulsado por la señora Merkel (no olvidemos, apoyada por los alemanes, como el nazismo en los años treinta), abortaron cualquier modelo de recuperación y produjeron nuevas depresiones y la consiguiente sangría del incremento del paro.


Las naciones más avanzadas del mundo, con abundancia de recursos, talento y saber, siguen viviendo en una deplorable situación de sufrimiento.

Fuente: Paul Krugman